viernes, 14 de diciembre de 2012

El Hobbit, la primera película grabada en formato 3D a velocidad 48 fps


Desde hoy ya se puede ver en cines la primera de las tres películas basadas en El Hobbit de J.R.R Tolkien. La historia narra las aventuras de Bilbo Bolsón, un alegre hobbit que participará en una aventura que, más adelante, tendrá sus ecos en El Señor de los Anillos. El filme, de nuevo dirigido y producido por Peter Jackson —artífice de la trilogía anterior para el cine—, cuenta con un buen puñado de argumentos para convertirse en un importante taquillazo, pero desde aquí queremos centrarnos en lo puramente tecnológico, ya que, como en el caso de las películas de El Señor de los Anillos, el realizador neozelandés ha querido probar suerte con novedades técnicas que, en este caso, no han estado exentas de polémica.

Más allá de sus efectos especiales o del hecho de haber sido filmada en 3D nativo —es decir, no ha requerido de adaptación alguna, por lo que su visionado en cines preparados será cómodo en lo perceptivo, y de alta calidad—, lo más interesante de El Hobbit está en el hecho de haber sido grabada para proyectarse a 48 fps, o lo que es lo mismo, a 48 imágenes por segundo. Como ya sabrás, el estándar de captura para cine es de 24 imágenes por segundo. Es decir, que las cámaras se dedican a fotografiar 24 cuadros por cada segundo, que luego al montarse generan la ilusión de movimiento durante la proyección. Dado que el movimiento real que percibe el ojo en la realidad no se compone de imágenes segmentadas, cuando vemos una película recreamos lo que falta, construyendo esa sensación de fluidez entre cada fotografía proyectada secuencialmente. Hasta aquí, ya sabemos cuál es el truco.



Las necesidades del 3D

No obstante, con la llegada de las pelis en tres dimensiones la historia ha cambiado. El sistema que se puso de moda con Avatar requiere de un nuevo modelo de captura de fotografías y proyección. A dicho sistema se le llama estereoscopia, y básicamente implica que la cámara que antes capturaba 24 imágenes por segundo ahora capture 48. ¿Por qué? Simple: para generar la perspectiva tridimensional, cada ojo debe percibir una imagen independiente. Ambas, al procesarse en el cerebro, son reconstruídas en una sola con la ilusión de profundidad y distintos niveles dentro del plano. No obstante, estos sistemas acababan, más o menos, en saco roto, dado que a la hora de proyectar en las salas de cine, los cañones seguían emitiendo a 24 imágenes por segundo. Peter Jackson, sin embargo, ha querido acabar con esto.



Su solución ha sido un método que captura las secuencias con una definición altísima —mucho más del doble de lo que conocemos como alta definición—, con efecto 3D y a 48 imágenes por segundo. La intención que pretende esto busca alcanzar un objetivo: conservar la fluidez que hasta ahora resultaba natural al ver películas en 24 imágenes por segundo, pero en este caso, para las pelis en tres dimensiones. Si has visto filmes en 3D nativo —como Avatar, La vida de Pi o Prometheus—, quizás hayas notado que en las secuencias en las que hay mucha acción y movimiento, se notan pequeños huecos o planos en negro. Esto está causado precisamente por la necesidad de proyectar más imágenes para que cada ojo, por separado, perciba 24 imágenes, cosa que en El Hobbit habría quedado solucionada.



Tibia acogida de los 48 fps

No obstante, durante las proyecciones para profesionales, los resultados no han sido del todo satisfactorios. Para saber porqué, basta con trasladar la mirada al televisor que tenemos en el salón de casa —al menos, si contamos con una pantalla de barrido rápido con una tasa de refresco superior a 100 MHz. Seguramente, si compraste una tele 3D o equipada con algún tipo de sistema True Motion o Motion Plus —cada fabricante llama a esta función de un modo distinto— debió llamarte la atención esa sensación de que todo va más rápido en pantalla. Esto es debido a que, en caso de tener activada dicha función, el televisor interpreta los contenidos en pantalla, haciendo que el número de imágenes por segundo vaya de 50 a 100 ó más cuadros. No se trata exactamente del número de imágenes, sino de las veces que se refresca la imagen a lo largo del panel. Así, el movimiento de los contenidos es el mismo, pero a una frecuencia mayor, lo cual genera una fluidez más alta —cosa que en un principio nos da la sensación de rapidez, aunque también de nitidez, ya que se reduce, cuando no elimina, el desenfoque generado por el propio movimiento. Exactamente eso es lo que ha pasado en El Hobbit en sus proyecciones a 48 fps.

La crítica, más allá de sus valoraciones de la obra artística —que eso es harina de otro costal—, coincidió en lo extraño de la percepción de esta película en su proyección a 48 fotogramas por segundo. La sensación de que todo se mueve más rápido de lo normal ha generado opiniones encontradas. Esa nitidez y fluidez en pantalla resulta inaudita, y como ocurre con prácticamente cualquier salto técnico, es más que probable que requiera de un tiempo de adaptación que sirva para valorar si esta innovación ha llegado para quedarse o no.


tuexperto.com

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